Fue una tarde como si nunca hubiera existido.
Se sentó en la madera observando el último atardecer de su vida.
Recordó tantas cosas, tantas personas que
existieron al andar y que ya no estaban cuando juraron estar por siempre y
jamás. Él estaba solo, sentado, esperando como animal nuevo un mejor hogar, una
nueva sabiduría y otro espacio donde olvidar lo del pasado, simplemente
olvidarlo.
Su vida no había sido muy satisfactoria, era
como cualquiera de los demás, aunque solo cambió una sola vez.
Cambió una mañana con su amanecer, donde
empezaba el día, donde empezaba su vida y sus sueños. Ese amanecer corrió
despavoridamente hacia la arena, se escondía como siempre de los guardianes de
la escuela que lo veían fugarse una vez mas.
Todavía no se iban los colores naranja y
amarillo del amanecer cuando al fondo del mar de Colón vio una gran nave, una
de esas cosas que te hacen estar allí, de dar lo que sea por poder tenerlas. A
él se le ocurría poder robar la nave, y después robar el mar, para que ya no
fuera de Colón de las Américas, sino de Evan, el pirata noble se haría llamar.
Esperó al barco sentado en la arena casi doce
horas sin que nada pasara, con el sol poniéndose y las esperanzas casi caídas.
Lo esperó treinta dos horas.
Lo esperó cuarenta y tres y media horas y
nunca se acercó ni siquiera un milímetro. Fue entonces que el pirata noble se
hechó a llorar en la arena, porque nunca podría subirse a ese barco de sus
sueños, sus deseos se iban acabando poco a poco con los colores el cielo que
caían al atardecer igual que él.
Así que no regresó a casa, fue con un amigo
para decirle que se fueran, que serían piratas juntos, que saquearían todo lo
que podrían, que lucharían por un día mas de vida en la mar. Le prometió que
regresarían antes de que murieran para poder ser enterrados con su madre y su
padre. Le dijo que zarparían en una balsa que robarían al amanecer y que, allí,
empezaba el encuentro con su vida, sus sueños y el amor.
Su amigo se emociono tanto que su cara se puso
roja de emoción, corrieron por el jardín de la plaza gritando que serían
piratas...
-Cuídense de mí-
- Y de mí-
- Que juntos pelearemos como héroes por la
libertad-
- ¡el ron de las películas!-
- ¡y por la mar!-
Llegó el amanecer y su amigo nunca llegó.
El pirata noble tenía que zarpar en cualquier
momento, pues la balsa de madera también se iba a ir pronto a su viaje matutino
y su amigo pirata también no acudía al llamado.
Fue necesario repetir, su amigo nunca llegó.
Así que zarpó con lágrimas esparcidas por toda su cara,
empapada de ilusiones rotas por un amigo que dijo "nunca
abandonarle", pero el amor por lo desconocido era mayor que cualquier
promesa y se fue a la mar.
No sabe cuantos días trató buscando su nave
perdida en la mar de Colón que nunca llegó a ella.
Fue entonces cuando su alma pequeña se soltó a
llorar.
Estaba solo en la mar de Colón, sin comida y
sin agua que beber, pues toda el agua que le rodeaba estaba envenenada de sueños
que no se cumplieron, de vacíos que el tiempo forjó con tripulantes embrujados
y piratas muertos.
Entonces vió un enorme y hermoso barco que se
iba acercando a su balsa casi hundida, se detuvo a su lado y se vió un señor
muy bien arreglado que gritó :
-
¡Ven aquí ! Se que buscas el
placer, la vida de fiesta, ven al crucero donde pasarás el resto de tu vida
gozando en alta mar.
El niño, muy asustado y preocupado preguntó :
-
¿Quién es usted ? ¿Cómo se
llama su barco ?
-
Se llama el Cielo y te esta
esperando.
-
¿Conoceré el mar ? ¿Veré
todos los atardeceres del mundo ?
-
Eso no, la mar no está hecha para
un niño como tú, pero si toda la diversión de aquí.
El noble pirata pensaba que el mar no dejaba
de atraerle a pesar de que fuera muy peligroso, así que dudó con el alma y
corazón y rechazó la oferta, dijo que su sueño era conocer la mar, no vivir con
placeres ni vidas arregladas.
Así que el barco se fue para nunca mas volver.
Entonces vió a lo lejos un señor muy moreno
también naufrago como él, le gritó tan fuerte que su corazón se detuvo a ratos.
El señor moreno con barba blanca nunca le dirigió la mirada pero su madera se
iba acercando a su balsa con mitad de agua.
-¿Quién eres? ¡Ayúdame por favor!-
El señor no le contestó por un momento,
después, sin mirarlo a los ojos le dijo claramente:
- ¿Tú quien eres?
- Yo soy Evan, ¡el pirata noble!-
- ¿Noble? No había oído ese subtitulo del amor
a la mar.-
- ¿Eres humano? - le preguntó con miedo el
niño casi perdido en sus ojos.
- No lo soy. Soy de la ciudad llama el Cielo.
-¿El Cielo? Pero un barco que me prometió
lujos y comodidades también se llamaba el Cielo-
-Ese no es el cielo, ese es el Averno, lugar
donde se entra al inframundo para no volver jamás. Ahí se quedan muchas
personas que por lujos y comodidades olvidan su verdadero sueño, su verdadera
lucha por ser quienes son.
Si vienes conmigo tu sueño será cumplido y
podrás vivir en la mar, conocerla y ser feliz en ella.
-
¿Nada de trucos ?
-
Nada que no puedas ganar para
vencer tu anhelo.
El pirata noble se fue con el señor de barba
blanca y cumplió su sueño a base de esfuerzo y sacrificio. Cuando creció ayudó
a los demás sin importar que es lo que pedían y formó su propia tripulación
para manejar en aguas claramente desconocidas. Tanta confianza tuvieron sus agentes que lo hecharon al mar para
quedarse con su barco, los lujos que había cosechado y el mar, pero el mar
siempre fue de el pequeño noble pirata, que naufragó las ultimas semanas de su
vida justo donde había encontrado al barco y al señor moreno, lo recordaba por
la posición de las estrellas.
Entonces recordó el principio de la historia,
donde muere lentamente igual que el sol en el ultimo atardecer que vería en
vida. Navegó por más de cincuenta años en el mar, vivió feliz y encontró la
felicidad y tranquilidad espiritual que un amanecer de infancia le hizo
reclamar. Así que vió el sol irse lentamente, lloró con melancolía de dejar el
amor, su mar, el mar que el pequeño
noble pirata siempre amó, que siguió sus sueños y luchó por ellos.
Se recostó sobre la madera que flotaba en el
agua de colores, el sol desapareció y su alma de lucha y siempre infantil el
agua se llevó.